jueves, 11 de enero de 2018

L'amour est un oiseau rebelle.

Estos días, en Florencia, se ha estrenado una "versión" de Carmen que está dando que hablar:

https://elpais.com/cultura/2018/01/09/actualidad/1515529053_880482.html

https://elpais.com/cultura/2018/01/10/recondita_armonia/1515572098_182283.html?id_externo_rsoc=FB_CC

En resumen, lo que se ha hecho es cambiar el final, en lugar de morir asesinada, Carmen mata a Don José. En general comparto la opinión expuesta en el segundo articulo que enlazo. Considero que en esta situación y otras similares no es que el director de escena falte al respeto al compositor o al libretista (que lo hace), sino que sobre todo está engañando al público.
Yo, como asistente a una ópera, lo que quiero ver es esa ópera, y no la interpretación que hace de ella tal o cual director de escena. Es más, si esa persona tiene un mensaje que dar y lo considera importante, lo que tiene que hacer es crear su propia obra de teatro y no falsear obras anteriores para adaptarlas al mensaje que quiere dar. Y esto lo digo independientemente de que yo comparta o no comparta su mensaje.

Con esta Carmen, lo que se ha hecho, es efectivamente un "ridículo buenista" como dice el articulista, pero un ridículo descomunal, como si el director de escena no se hubiera leído el libreto. L'amour est enfant de Bohème, il n'a jamais, jamais connu de loi... eso, que el amor es libre, que no tiene compromisos con nada ni nadie. Es un pájaro rebelde que no acepta ser enjaulado, y además es para nada que lo llames si no le da la gana de contestarte. Es libre.


Carmen, por sí misma (no requiere directores de escena que la ayuden) es una mujer libre, una mujer que no quiere estar atada a ningún hombre, y precisamente por esa razón, un hombre la asesina, porque no puede o no quiere asumir que ella no es su propiedad. ¿Qué aporta este cambio en el final? ¿Qué significa que Carmen asesine a Don José? Pocas óperas pueden "presumir" de mostrar una imagen de mujer que no es el típico personaje sumiso y dependiente, sino todo lo contrario, un personaje que muere por su libertad, no por el amor de tal o cual fulano, como es usual. Para mí ese cambio del final es superfluo, no potencia la vertiente feminista que pueda haber en la ópera, no aporta nada, y además es comparable a estafar al público.

Pienso que al "enfrentarnos" a producciones artísticas de otras épocas tenemos que ser conscientes de que se produce un diálogo entre la mentalidad propia de nuestra época y la mentalidad del creador o creadores de esa obra. No podemos juzgarlos según nuestro punto de vista, ni mucho menos se debe tratar de cambiar el mensaje para adaptarlo a nuestras ideas, eso es falsearlo y desvirtuarlo. Es uniformar el arte según lo que creemos aceptable para que no nos dé un mensaje incómodo, sino que nos diga lo que queremos escuchar.

En fin, acabaré con otro artículo más, casualmente también de El País (no, no me pagan comisión, de hecho ni lo leo habitualmente). Tiene cierta relación con este tema que trato: https://elpais.com/elpais/2017/01/11/opinion/1484154791_967033.html

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